Lo más bonito del aula tic

La silla del aula es una elevación muy por encima de la proporción de su pequeño cuerpo. Sin embargo, los ojos son tan grandes que se comen la pantalla. Los dedos, pequeñísimos, se aprietan en un puño que ofrece tan sólo un dedo libre para trabajar... Es una niña pequeña, que ha dejado su abrigo sobre la silla, también su chaqueta, y trepa a la silla que le aproxima a su ordenador.

Ha esperado a su profesor y ahora es una máquina de generar preguntas y sugerencias. El programa lo adelanta ella. El profesor le concede cinco minutos de tregua. La actividad se acelera. Profe, qué quiere decir esto... Profe, cómo escribo esta clave... Profe, dónde está el juego del otro día... Profe, ya está. Hay voces de aplicaciones multimedia. Éxitos y refuerzos sonoros por juegos conseguidos... el gallinero digital en marcha.

Pero la sesión de tic no termina ahí, el profesor tiene fijada una tarea concreta para hoy. Hay un guión para todos. La niña de la silla alta y el resto de la clase, todos de corta edad, ya han consumido los primeros momentos de impaciencia por las máquinas. Más serenos, están ya preparados. El profesor se hace oír...

- Lo primero, chicos, tenemos que escribir esta dirección web. Mirad, os la voy a dar..
- ¿Dónde, aquí?
- Sí, en la caja de dirección
- Ven, por favor..., ¿dónde está este palo?
- Ya estoy. Mira, profe, ya lo tengo...

El profesor, con toda su paciencia analógica y digital juntas, va dictando las tareas letra a letra. Para el observador ajeno esta tarea se le hace casi imposible. No le cabe en la cabeza cómo esos niños tan pequeños pueden afrontar un sistema operativo, cargado de reclamos y mensajes, además un navegador y una propuesta de su profesor...

Pero esto chicos y chicas ni manifiestan ni sienten el más mínimo desaliento. Son capaces de afrontar las ventanas del sistema que se abren o cierran, las órdenes de navegación, las inoportunas confirmaciones del sistema operativo... Lo hacen todo con su reducido arsenal: un dedo apuntador y un alfabeto para iniciados, que parece ser el remedio de todos los males.

Los mayores, ante situaciones menos comprometidas, maldecimos las dificultades tecnológicas, despotricamos de las aplicaciones informáticas y nos negamos a preguntar y curiosear a la búsqueda de una respuesta. Lo más bonito del aula es una niña pequeña, suspendida en una silla, con los ojos en configuración panorámica, armada de un sólo dedo para aprender.

Las buenas prácticas

Está de moda, en el mercado de las vanidades del sector educativo, que cualquiera que se precie de ser un maestro como dios manda ha de exhibirse por doquier haciendo gala de sus buenas prácticas. Nada de promover eficaces profesionales que siguen criterios de actuación; nada de actuar como una organización que asimila y gestiona el conocimiento de todos los miembros de la empresa; nada de estimular, reconocer y fidelizar los valores de los trabajadores...

Para qué vamos a intentar ser eficaces, productivos y sistemáticos en nuestros métodos de trabajo... No, eso resulta muy costoso para el conjunto de la organización. Mejor, cada empleado hará lo que buenamente pueda, actuará por libre. Eso sí, al final de cada ejercicio, entregará abundante documentación por escrito, para que el funcionario de turno quede a salvo en la cadena ascendente de responsabilidades. En este tinglado las cosas podrán estar a la buena de dios.

Sin embargo, estamos a salvo. Cerraremos los ejercicios anuales de curso con ferias de prácticas educativas. El espectáculo final será realmente glorioso y esperpéntico..., cuanto más alejado de la realidad, mejor.

Vistos los éxitos, no dejaremos que el conjunto del estado desperdicie esta estrategia. El gobierno habrá de decretar, por extensión, que la sociedad civil estándar actúe de igual manera. Pongamos que para el mes de mayo los trabajadores de la Opel en Zaragoza tendrán una semana de buenas prácticas. Durante siete días, todos los trabajadores harán exhibición de sus buenas prácticas poniendo tornillos, en soldadura, pintura y chapa, motorización, electricidad y tecnología... Esa semana la empresa se sentirá orgullosa de tan buenas prácticas y estimulará a sus empleados a que sigan tan creativos en el noble empeño de producir algún día por fin un coche que pueda desplazarse por la calzada.

Las buenas prácticas que se están poniendo de moda en el ámbito educativo no tienen por objeto la modificación de ninguna estructura organizativa, ni la dotación o modificación presupuestaria, tampoco la asunción de responsabilidades. En resumen, ningún inspector de educación relaciona este ferial con la planificación escolar del curso.

Nuestras autoridades educativas debieran tomar conciencia de la gestión del conocimiento de sus ámbitos de actuación. Una buena práctica es conocer los recursos con lo que se cuenta... Veamos recursos. ¿Cómo tenemos la formación y el perfeccionamiento continuo de nuestros maestros y maestras? ¿Se toman medidas que comprometan al trabajador en la consecución de un grado de formación contrastada y a la administración en su responsabilidad de velar por la competencia de sus empleados? No, en su lugar, se inventa un sistema realmente apasionante. La formación en cascada...

¿Qué filosofía da sustento a esta teoría?. Un sujeto, en origen, es seleccionado para desarrollar el rol de formador. Al tal individuo hay que cogerlo, como de sorpresa, porque de otro modo es casi imposible que nadie acepte una encomienda tan disparatada. Y el tal individuo ha de estar dotado de dosis de altruismo fuera de lo normal, también ha de disponer de una personalidad insuflada en técnicas orientales para la resistencia al sufrimiento... En último término, que parezca que lo hace porque le gusta. Así el grupo y la administración, llegado el caso, tendrá una fácil interjección descalificadora. Normalmente esta persona ha de prepararse a conciencia para desempeñar esta disciplina. La formación en cascada es el ejercicio más contradictorio y humillante con que justificar falta de presupuestos y actuaciones.

Para más recochineo, llegado el momento, las autoridades educativas que nos representan se emplean a fondo en su disparatada actuación. Veamos sus buenas prácticas. La última, a fecha de este blog, la concesión de la Medalla de la Educación Aragonesa a la Microsoft ibérica, S.R.L., por el apoyo a la acción educativa en materia de nuevas tecnologías que nos han permitido... ¿Podemos llamar integración de las tecnologías a la compra-venta de equipos, patentes, recursos de software o hardware...? El día que abrí uno de esos equipos esperaba encontrarme con una máquina inteligente, optimizada para mis chicos y chicas de clase, capaz de comunicarse e interactuar con mis alumnos, es decir, ajustada a los niveles curriculares que la Comunidad Autónoma tiene establecidos... Nada de eso, los equipos no están preparados para entenderse ni con los alumnos ni con los profesores... Nada en su interior. Comprar equipos es una cosa y educar con esos equipos es otra. El negocio es el negocio, esa es otra observación.

Por el hecho de comprar papel, tinta y grandes máquinas para la impresión no se consigue editar un libro. Es precisa la colaboración de un autor que le dé contenido, ideas... a cada una de sus páginas. Es preciso que la tinta adopte la forma de las letras y el papel se manche con los dibujos del pensamiento del autor.

Los equipos informáticos, con licencia de microsoft, no tienen todavía el alma que precisan las máquinas para comunicarse con los alumnos y profesores en el aula. Y esa encomienda no se puede dejar al disparate del iluminado profesor de turno. Es preciso establecer un criterio que siga unos criterios de actuación. Entre ellos, la calidad del producto, la validez del guión, la metodología de aprendizaje que se propone; idem, los criterios de evaluación; la sintonía entre la multimedia y la psicología infantil de principios de siglo 21... Además, por supuesto, la formación del intelecto, la capacidad para comprender y razonar, la educación social y emocional... Pero, no podemos dejar al buen tuntún el qué, el con qué, el cómo, el así, con esto, después o antes... En resumen, una buena exposición de buenas prácticas en la disciplina de los cabos sueltos...

Que mientras haya vida, podamos ejercitar nuestro pensamiento en las buenas prácticas de la crítica responsable. A la edad de los años a la que se le denomina edad madura se le atribuye el privilegio del juicio y la sensatez. El disparate es la ausencia del juicio. En todo caso, no deseo para mí ningún ejercicio de buenas prácticas...