Para todos mis colegas, en memoria...

Para mis colegas, los mecánico chapuceros de las TIC, llámese eufemísticamente coordinador TIC, responsable de nuevas tecnologías..., cualquier cosa que tenga que ver con toneladas de ingenuidad, voluntarismo y cierta capacidad para adquirir el estado de materia invisible.

Leo frecuentemente testimonios de compañeros de diferentes comunidades autónomas. También desde el otro lado del atlántico, desde la comunidad iberoamericana. En todos los casos, la decidida personalidad vocacional de los implicados solventa todas las situaciones comprometidas que se viven en la escuela de hoy.

La dirección del centro y la secretaría deben estar conectadas a la red.
Lo exigen los tiempos en que vivimos. Eso sí, sin ningún tipo de antivirus de fiar, con sistemas que han surgido al azar, caprichosamente, caóticamente...; sin herramientas que faciliten copias de seguridad, da igual lo que pase. Una vez se produzca el desastre, las manos en la cabeza y alguna exclamación al caso serán suficientes para dar un homenaje al fiasco. Ahí está el chapucero educativo para solventar el problema. Es igual que ahora tenga clase, que su horario se ajuste o no. El fontanero electrónico sabrá dar una respuesta a la altura de las circunstancias (no imaginar esta magnitud muy elevada...)

Pero esto no es nada, son sólo cuatro equipos insignificantes. Tú podrás valorar la verdadera feria de los disparates en cuanto te explique que el colegio tiene muchas aulas, muchos espacios y rincones. En cada uno, un equipo. Para que el festival sea brillante has de imaginar tecnología en estado de extinción, vieja, de anterior anterior generación. Más, para facilitar las cosas. Y cada equipo hijo de su casualidad, ninguno parecido, no sea que se te ocurra generar una imagen para facilitar las cosas...

Esto es la escuela de nuestros días. En la acera de enfrente, el charcutero o el albañil ya se han puesto al día y tienen conexión ADSL para sus negocios. Nuestros chicos, en sus casas, también. Pero la institución responsable de la instrucción y educación de este país todavía no ha entendido el mensaje. Es necesaria una intervención vertical. No podemos dejar que cada cual campe a sus anchas, sin ningún criterio de lo que queremos conseguir. Ninguna multinacional del motor deja que sus empleados fabriquen los coches a capricho, con dos o tres puertas, o una rueda de más, según el día, la capacidad o competencia o el estado emocional de sus empleados.

En nuestra secreta sociedad, la de los chapuceros y fontaneros de la tecnología escolar, sí. Nosotros tenemos la posibilidad de poner a prueba todos estos disparates juntos. Abrimos las tripas de una impresora, llamamos a cualquier servicio técnico, contratamos o tomamos decisiones de compra, abrimos y cerramos pcs con la misma agilidad que un cirujano, realizamos informes sobre software educativo, formamos a los compañeros en temas de competencia tecnológica y en informática educativa, realizamos aplicaciones educativas, mantenemos sistemas informáticos, llenamos de contenido publicaciones digitales, editamos vídeos, realizamos presentaciones, instalamos y desintalamos, formateamos y limpiamos de gusanos los pobres discos, más blandos que duros...

Realizamos horas por un tubo, entramos antes y salimos más tarde, en nuestra vida particular se confunden las realidades, sólo somos capaces de leer tutoriales y manuales introductorios, nos colgamos de foros en la red en busca de soluciones a miles de problemas, somos enfermizos responsables de todo lo que sale... Pero, por lo que se ve, la administración no se da por enterada. Somos, definitivamente, invisibles, transparentes. Nuestro trabajo es un desempeño oculto.

Y dónde queda nuestra pobre educación social y emocional... Nada, incapaces de degustar un buen libro que no suene a tutorial mal traducido. Rodeados de inmediatos y urgentes temas que abordar. Nuestra vida intelectual sólo responde a estímulos electrónicos de bajo voltaje. Nuestros pobres ojos enrojecen y se vuelven torpes. A fuerza de no ver más allá de la pantalla, terminamos por asimilar que somos invisibles y que la administración no nos ve, porque nosotros no vemos fuera de las reducidas pulgadas del monitor. Una generación de docentes quemados por falta de competencia de las autoridades educativas que debieran de haber intervenido verticalmente y con criterio y profesionalidad. Estamos de las dichosas buenas prácticas y de vayan ustedes haciendo... hasta la secreción interna de las gónadas de nuestras entretelas.

Como una rama de canela en un armario azul

Estamos al inicio de un nuevo curso. Todo el verano buscando la sombra. Al sol, lo justito, bajo prescripción médica. Media jornada en el agua y media en tierra, algo así como un anfibio cecilia, sin extremidades y cuerpo vermiforme... Todo sea por el trabajo intelectual inverso. Es decir, inmerso en un proceso galopante de alopecia de mi intelecto, en un esforzado trabajo de entrenamiento de la memoria para olvidar. Así que para estas fechas, al viento se han ido mis proyectos, mis afectos y mis enemigos, mis compromisos... todo en el verano.

Ahora puedo mirar de nuevo, con mirada azul y transparente, los viejos armarios que custodian los tablet pc de mi colegio. Han sido dos meses y días sin un usuario, más de setenta días sin que nadie haya abierto el pequeño llavín. Inicio de nuevo mis diálogos con el tablet 19, con sus dos leds verde frontales.

Ya os he comentado en otras entradas al blog que, de entre todas las máquinas que nos ha enviado la consejería de educación, éste es el único tablet que parece estar dotado de cromosomas artificiales, es el que más sufre de varias dolencias emocionales. Por eso hemos establecido una relación de afectos, yo también tengo mi lado frágil. Parece que el 19 tuviera alguna forma de alma humana. Lo que menos le preocupa es que su batería esté descargada. Él se maneja con memoria rom que reutiliza más allá del reconocimiento de ciertos programas...

Todavía desconozco los dispositivos electrónicos de envío y recepción de señal que utiliza, pero ya estaba al tanto de todo. Durante el verano ha seguido vivo en miles de sindicaciones de contenidos rss. Así que, antes de que mi director me informara de ciertos compromisos adquiridos por mi colegio como centro piloto, él ya tenía la noticia, la reflexión y la síntesis de la cuestión. Y me hace ver, con su argumentación metálica de circuitos, que vive en una contradicción profunda.

Yo también, colega. Lo vuestro está en el aire, como la banca americana. También vosotros habéis sido producto de operaciones bajo riesgo financiero. Mucho equipamiento, mucho recurso, pero ningún entrenamiento mental y cero de capacitación. Menos mal que lo tuyo y lo mío ha sido un flechazo y nos hemos saltado el protocolo... Sí, tienes razón. ¿Qué sentido tiene que nuestras autoridades educativas sigan enviando pruebas de nivel en soporte papel? O bien se lo creen, reconocen que son ellas mismas las que han proclamado a todos los vientos la nueva escuela tecnologizada, abierta a las nuevas estrategias para aprender, gestionar la información, de comunicarse y adquirir conocimientos, y entonces de verdad ajustan los cuestionarios de evaluación a la educación que tanto promueven de boquilla; o, en caso contrario, recogen todo el aparataje de ordenadores y redes, limpian de cables y armarios las escuelas y nos ajustamos al lapicero de cedro, la negra mina de escribir y el potente afilador de mesa, modelo profesor, para dar a entender que somos un tanto avanzados y buscamos la eficacia y el rendimiento escolar. Una buena gestión, acorde con la sociedad en que vivimos.

Sí, colega del 19, los nuesvos estándares de evaluación debieran estar adaptados a la nueva alfabetización que estamos afrontando en la escuela. No es inocente este detalle. Si hacemos hoy a un agricultor una prueba de competencia, con las herramientas que usaban sus abuelos, posiblemente no tendríamos cosecha en la siguiente estación. Si a nuestro adorado Tarzán le sometiéramos a una prueba de evaluación escrita en el área de Educación Física, suspendería escandalosamente nuestro simpatico atleta. Pues, eso. Si nuestros alumnos, se supone, están integrando las TIC en el aula, que las pruebas de evaluación lo tengan en cuenta.

Esta es la cuestión. Mi colega tablet pc 19 vive lleno de contradicciones. Hasta emocionalmente roto. No se puede ser un tablet pc responsable, cuidar una exquisita configuración personal, servir información a la velocidad de la luz y que te hagan estas cosas. El día de las pruebas oficiales de nivel, las que la administración realiza a nuestros chicos y chicas, ¡hala!, ese día tú apagado, desenchufado, dentro de tu armario azul, como rama de canela en bote.