La escuela invertida o la condición de la invisibilidad

Adoro este mundo invertido. La inversión es un concepto que está de moda. El Corte Inglés practica la inversión. No vamos a discutir que sus delegaciones comerciales siempre han sabido estar a la moda. Es parte de su identidad como producto de mercado. Esta cadena comercial, si lo habéis observado, construye sus centros comerciales siguiendo un criterio invertido. Tú puedes ascender por sus mecanismos automáticos tantas plantas o niveles como puedes descender. Sobre un modelo en pequeña escala, el edificio sería un ejemplo del modelo de mundo en que vivimos, un mundo invertido. Tantas plantas asciende en vertical hacia el cielo, como tantas se clavan en el suelo...

No es sólo el Corte Inglés. Los santones canosos de la supervivencia se publicitan por la tele, ofreciéndonos las ventajas de la inversión corporal. Muestran orgullosos su certificado de nacimiento, con una insultante vitalidad, con un cuerpo asíncrono y vigoroso. ¿Cuál es el secreto? La inversión. Un cuerpo humano que imita la posición de reposo de un murciélago se beneficia de todas las ventajas de la inversión.

Sólo tienes que comprarte el ventajoso artilugio, calidad triple acero, testado en los más exigentes estándares de calidad. Ya has entendido que colocarse en posición de murciélago no te puede salir gratis, por el morro... Te va a costar una pasta, pero con tu cuerpo invertido, el mundo se proyectará en una nueva perspectiva, gracias a la expansión de tus vértebras y cartílagos.

Son las ventajas de un mundo invertido. Serás todo flexibilidad, fortalecerás esos tejidos que se ablandan con el paso de los años y tu rostro maduro será atractivo para el género femenino o masculino, según tendencia. El folleto de instrucciones no lo cuenta todo; no habla, por ejemplo, de nuestro comportamiento, de lo conveniente que resulta que nuestras intransigentes posturas se ablanden y suavicen con el paso de los años. La rigidez no siempre es buena...

A la escuela también ha llegado la inversión, o nunca ha dejado de estar en ella, según experiencia en el oficio. Soy portador de ese factor. En mi cuerpo de maestro nacional me siento vivamente consciente de la presencia de la inversión. Ya no hablo de intuición, hablo de certeza. No soy el único. He mantenido charlas con viejos maestros que me cuentan que también han sentido parecidos síntomas, aunque de manera más latente.

Siento un profundo desánimo. Tengo noticias de que los estudios arquitectónicos de la administración, para las nuevas edificaciones escolares del siglo XXI, no van a alterar mucho los viejos planos de construcción del XX, salvo mírame al norte o al sur, al este o al oeste. Por favor, desde ya propongo que se estalbezcan planes de colaboración con el modelo Corte Inglés, para que nuestras escuelas, tanto suban al cielo como desciendan bajo el suelo.

¿Por qué una escuela invertida para nuestros días? Porque en el seno de la escuela de hoy se ha generado la existencia de una escuela invisible, no perceptible a la administración, pero necesaria para afrontar la educación en la sociedad moderna en que vivimos. La nueva escuela invisible ha generado ya un volumen de actividad y de tareas ocultas que es, por lo menos, simétrico al volumen del edificio visible, el de la escuela oficial. Es un proyecto de escuela que no oculta su currículo, pero que resulta invisible para los detectores oficiales de la administración.

Esta nueva escuela invisible demanda un espacio donde ubicarse. ¿De qué escuela estamos hablando? Es una escuela de la que no se libra nadie. Empecemos por los equipos directivos, que hacen trabajo a la luz de la luna, se ven comprometidos en tareas de gestión de conocimiento que escapa a su propio perfil, nada que ver con las señas de identidad que la administración establece para esos cargos de responsabilidad. Son personas que deben establecer planes de salud mental con los facultativos del seguro médico. ¿Y lo docentes de nivel clase? Los responsables directos de la educación en el aula deben tensar su formación entre la imprenta y la nueva sociedad, la que se expresa en soportes digitales.

Pero nadie aporta un criterio que asiente las bases de la nueva escuela, la que debe convivir con la nueva sociedad del conocimiento. Los criterios de calidad de la vieja escuela están basados en modelos de fabricación obsoletos, mientras la sociedad se mueve diseñando vehículos que juegan con la velocidad y la tecnología. La respuesta está en la inversión. Hemos de afrontar un plan de construcción de nuevas escuelas que contemplen la inversión arquitectónica. Urge hablar con el Corte Inglés.

En la escuela de hoy existe un volumen de proyectos que son totalmente ocultos e invisible. Los nuevos retos de la escuela no pueden ser visibles, porque la administración no está preparada para sintonizar con la identidad de la nueva escuela. Ésta demanda nuevos perfiles profesionales, más recursos materiales y humanos, criterios de calidad y de rentabilidad completamente alejados de los actualmente vigentes. ¿Pueden convivir estas dos escuelas en un mismo cuerpo? No, no es posible. Una escuela es totalmente invisible.

En conclusión, es necesario introducir el novísimo modelo de la inversión, confiar en sus virtudes, apostar por esta nueva tendencia. No puede ser que el Corte Inglés se equivoque en todas sus delegaciones y persista en el error... La primera bondad de una escuela invertida sería la dimensión física, es decir, nos aportaría la certeza de su existencia, de ocupar un espacio que es tanto como propiciar la visibilidad de la que ahora carece.

En ella tendrían cabida los currículos ocultos. En sus diferentes plantas se ubicarían los contenidos del conocimiento; las bases de datos y gestión; la información y su tratamiento; la imagen animada y fija, como nuevo recurso de descripción y expresión que sucede al periodo de la palabra escrita; la infografía y las nuevas estrategias de comprensión y aprendizaje; potentes talleres de la nueva alfabetización digital; la gestión de los recursos informáticos; el departamento de actualización de sus servicios sociales; los equipos expertos en evaluación y calidad de productos; la investigación y el desarrollo de nuevos proyectos; la gestión de personal y la fidelización de los equipos humanos... El espacio destinado a dar visibilidad a una escuela invertida.