Simulación de la versión beta del GSPF (Gran Simulador de Procesos de Formación). Esta aplicación genera las memorias de un hipotético profesor, cuyos recuerdos se remontan al siglo pasado. Sus primeros pasos consisten en perseguir publicaciones de poca monta por las papelerías y quioscos; más tarde se adentra en librerías especializadas. Descarga información toda la que puede. Establece relaciones con todo tipo de ordenadores. Toca y desmonta lo que su pequeño juego de atornilladores hace posible. Pone en crisis su escasa economía de funcionario, a base de echar libros a los estantes de la vieja librería que guarda su espalda. Lo hace por licenciarse en la noble ciencia de la Informática.
Mientras tanto, su asesor de creatividad y conocimiento, cada día, le insiste en la importancia de alejarse de los manuales de instrucción. Esto incluye cualquier publicación encuadernada o página web estática. Su asesor quiere que nuestro protagonista se sienta capaz de llegar a conclusiones personales. Proceso que se define al margen de lo normalizado por los CPR. Esa primera fase concluye para el GSPF. Tenemos a un profesor en plena fase de aturdimiento.
Según la citada aplicación, a nuestro protagonista se le podrán negar luces, pero no constancia. Destina tiempo, recursos y voluntad al empeño de su aprendizaje. Cada día convive más horas con la cacharrería informática. Pero un día los atornilladores dejan de ser eficientes. Ni falta que le hacen. Los tiempos cambian. Afortunadamente, las cosas se diseñan por módulos. Entonces, él se aficiona a grados y masters. La ruina.
Su asesor personal le hace ver que la ciencia del buen uso de los recursos electrónicos no está muy lejos de las disciplinas de siempre. La escuela es tan sólo un gran teatro del asombro y si no, no es nada. Todo es representación. Por tanto, le aconseja diversas viejas disciplinas. La primera, que juegue con el yeso entre tus dedos hasta que alcance a comprender las posibilidades de la tiza. Que acostumbre sus ojos a las dimensiones de la pizarra y proyecte sobre ella dibujos y representaciones. Que no siempre realice formas cerradas, sino que muestre también lo incompleto. Quizá alguien busque una respuesta.
Su asesor está empeñado en que reflexione sobre la creatividad, la imaginación o las apariencias de lo intangible. La formación está en tu interior o no está en ninguna parte, le dice. Según una cita, las distancias más difíciles de cubrir son siempre las interiores. El GSPF da por finalizada la simulación, cuando nuestro profesor descubre que el camino hacia el conocimiento digital es una aventura de placer. La representación electrónica está chupada. Es efectista, ágil, potente… Es capaz de producir emociones. Satisface caprichos y puede ser también un instrumento apto para la tortura. Todo a elegir. Hasta aquí lo que podemos obtener de la versión beta del GSPF.
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